16 May ¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando viajas al espacio?
Viajar al espacio es una de las experiencias más extraordinarias que puede vivir un ser humano. Sin embargo, también es una de las más desafiantes para el cuerpo. Lejos de la gravedad de la Tierra, el cuerpo humano comienza a experimentar una serie de cambios sorprendentes. Algunos de estos cambios son temporales, mientras que otros pueden tener efectos duraderos. En este blog te explicamos cuáles son los principales efectos del espacio sobre nuestro organismo.
1. Pérdida de masa muscular y ósea
En la microgravedad del espacio, los músculos no tienen que trabajar tanto para sostener el cuerpo o moverse. Como resultado, los astronautas pierden masa muscular rápidamente. Lo mismo sucede con los huesos: sin la constante presión gravitacional, se debilitan y pierden densidad, lo que puede llevar a un mayor riesgo de fracturas si no se toman medidas preventivas.
Dato curioso: Los astronautas pueden perder hasta un 1% de densidad ósea por cada mes que pasan en el espacio.
2. Cambios en el sistema cardiovascular
En la Tierra, la gravedad ayuda a que la sangre fluya hacia las piernas. En el espacio, al no haber gravedad, la sangre se redistribuye hacia la parte superior del cuerpo. Esto provoca que la cara se vea más hinchada y que los astronautas sientan presión en la cabeza, algo conocido como el síndrome de cabeza llena y piernas vacías.
Además, el corazón no necesita bombear tan fuerte, por lo que puede reducir su tamaño y fuerza con el tiempo. Esto hace que los astronautas necesiten una readaptación al volver a la Tierra.
3. Problemas en la visión
Uno de los efectos más preocupantes es el síndrome neuro-ocular asociado a los vuelos espaciales (SANS, por sus siglas en inglés). Muchos astronautas han reportado problemas de visión tras pasar tiempo en el espacio, como vista borrosa o cambios en la forma del globo ocular.
Aunque aún no se comprende del todo, se cree que la presión intracraneal por la redistribución de fluidos podría estar afectando los nervios ópticos.
4. Alteraciones en el sueño y el ritmo circadiano
La Estación Espacial Internacional da una vuelta completa a la Tierra cada 90 minutos, lo que significa que los astronautas ven hasta 16 amaneceres y atardeceres al día. Esta exposición a ciclos de luz tan frecuentes puede alterar el ritmo circadiano, es decir, el reloj biológico que regula el sueño.
Esto puede causar insomnio, fatiga y dificultad para concentrarse si no se regula artificialmente con luces especiales y rutinas estrictas.
5. Afectaciones en el sistema inmunológico
El sistema inmunológico también sufre en el espacio. Se ha observado que se debilita, lo que puede hacer que los astronautas sean más propensos a infecciones. Además, ciertos virus «dormidos», como el herpes, pueden reactivarse en condiciones de estrés espacial.
6. Cambios psicológicos y emocionales
Estar aislado, lejos de la familia, en un entorno cerrado y con poco contacto natural puede impactar el estado emocional de los astronautas. La salud mental se vuelve clave, y por eso se entrenan en manejo del estrés, trabajo en equipo y resolución de conflictos.
¿Qué se está haciendo para contrarrestar estos efectos?
La NASA y otras agencias espaciales han desarrollado programas de ejercicio físico intensivo, dietas especiales, monitoreo médico constante y entornos artificiales para simular condiciones normales. Todo esto busca preparar mejor a los astronautas para futuras misiones más largas, como las planeadas a Marte.
El espacio es un entorno hostil para el cuerpo humano, pero también es un laboratorio increíble para entender mejor cómo funcionamos. Cada misión nos acerca no solo a nuevos mundos, sino también a nuevos conocimientos sobre nuestra propia biología.
Explorar el espacio es desafiante, pero con cada paso, aprendemos cómo adaptarnos mejor a los confines del universo.
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