El arca de Noé lunar

Un grupo de científicos planea replicar lo que ya se ha hecho con la «bóveda del fin del mundo», pero enviando una especie de «arca de Noé» a la Luna, algo que permitiría tener una «copia de seguridad» de 6,7 millones de especies animales de nuestro planeta.

Eso permitiría que en caso de una catástrofe mundial tuviéramos ese tipo de archivo con nada menos que 335 millones de muestras de especies para poder preservarlas.

Esta nueva «arca de Noé» se construiría con nada menos que 250 viajes a la Luna, en cada uno de los cuales se irían depositando nuevas muestras en una bóveda bajo tierra, donde podrían estar a salvo. Se aprovecharían una serie de conductos subterráneos que se descubrieron en la Luna en 2013.

Esa instalación constaría además de paneles solares para proporcionar electricidad a toda la infraestructura. Las muestras deberían mantenerse a temperaturas muy bajas, y también se ha sugerido la creación de robots para gestionar todo.

Unos ascensores darían acceso al interior del túnel de lava, donde habría dispuestos una serie de módulos de conservación de 10 metros de largo que mantendrían los ejemplares criogenizados a una temperatura de entre -180ºC y -196ºC. Los módulos estarían interconectados entre ellos y contarían con un laboratorio de análisis que recogería muestras periódicamente para asegurarse que no estén dañadas. En la superficie, una serie de paneles solares dotarían de energía a toda la estructura y una antena de comunicación mantendría contacto constante con la Tierra. Esta estructura está diseñada para poder ampliarse en caso de que fuera necesario.

Los investigadores proponen que los módulos se construyan aquí y se lleven ya montados a la Luna. Dentro de cada módulo habrá una serie de estanterías circulares que alojarán las muestras y unos brazos robóticos, preparados para resistir temperaturas extremadamente bajas, serán los encargados de manipularlas. Estos robots se moverán sobre un sofisticado sistema de levitación cuántica que aprovechará el frío extremo para hacerlos flotar a lo largo de la estructura.

Aunque parezca una idea imposible, ya existe un proyecto similar cerca de nuestro círculo polar ártico en Noruega, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard. Unos almacenes subterráneos de unos mil metros cuadrados que custodian más de un millón de semillas distintas. Los científicos de la Universidad de Arizona admiten que este banco se podría utilizar también para guardar ADN de animales y hongos. Pero argumentan que, a pesar de estar construido para aguantar todo tipo desastres naturales, eventos catastróficos como la subida del nivel mar podría acabar con todas las muestras guardadas.

Por lo tanto, lo más seguro sería que estuviera fuera de la Tierra. Como admiten los propios investigadores, todavía quedan varios obstáculos para que este proyecto se pueda llevar a cabo. Los túneles de lava lunares todavía están pendientes de investigación, aunque la ESA ya ha anunciado un plan para explorarlas que cuenta con tecnología española.

Evidentemente, un proyecto de esta envergadura necesitaría una gran financiación y la colaboración de varios países, algo difícil de conseguir, pero no imposible si unimos este proyecto a los planes que ya están marcha para colonizar la Luna.

Y aún queda mucho trabajo por hacer como por ejemplo evaluar cómo afecta la gravedad a esas muestras, pero aun así la idea es destacable y puede que tenga sentido ahora que los lanzamientos con cohetes reutilizables son cada vez más accesibles.

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